sábado, 19 de enero de 2013

Capitulo 51 Sinfonía Agridulce


Salía del correo, luego de enviar el telegrama de renuncia cuando un auto se estacionó. El vidrio de la ventanilla se bajó y vio a Brian.
-Eva, ¿podés subir?  Necesito hablar con vos.
Se extrañó, a saber con qué le saldría.
Subió al auto y Brian condujo hasta un lugar apartado sin decir una palabra. Ella no le quitó la vista de encima.
Al fin paró, y la miró.
-Paul me dijo que le pediste ayuda para tu amiga.
-Ah, si....-sintió algo de alivio.
-Mirá, sé que no nos caemos bien, pero...decime qué le pasó.
-Bueno....ella volvió con su ex, que se había divorciado. Pero le pegó, y ella lo dejó, pero ahora no la deja tranquila, se le aparece por todos lados y ella le tiene miedo.
-Me imagino. Uno de los abogados que tenemos tiene un colega que se ocupa de estos casos. Ya hablé con él, pero necesita que vaya tu amiga.
-Perfecto, le voy a decir.
-Ésta es su tarjeta, ahí está la dirección.
-Gracias Brian, de verdad.
-No es nada, lo único que hice fue hablar con él.
-No importa, gracias por ayudar con eso. Sos un buen tipo.


Dos dias después, Eva escuchaba como Jenny contaba con lujo de detalles todo su suplicio al abogado. El hombre anotó todo, y escuchó con atención.
-Bien señorita Cooke, déjeme decirle que lamentablemente usted no es la única que pasa por esto. El gobierno está ocupándose de estos casos, y quiere ayudar, asi que el perímetro judicial saldrá muy pronto.
-Ok, eso espero.
-Sí, usted podrá quedarse tranquila. Y también quédese tranquila en cuanto a mis honorarios, le cobraré poco, eso es algo que el gobierno también está haciendo, que los abogados cobremos poco a las víctimas, lo cual me parece mas que correcto.
-Ohh...bueno, muchas gracias.
-Cuando tenga novedades, la llamo por teléfono.
Jenny agradeció una vez mas y salió del estudio de abogados.
-Jen...¿le vas a contar a Patrick sobre esto?
-Y....tendré que decirle. Pero sólo le contaré que Joseph me molesta, no le diré porqué. No quiero perderlo, no quiero volver a ser una estúpida.
Eva abrazó a su amiga y luego la acompañó hasta su casa. En el camino no hablaron mucho, se dedicó a “estudiar” a Jenny. Su cabello había crecido mucho en los últimos tiempos y le llegaba a la cintura, además lo tenía mas claro y brillante. Estaba delgada, y sus preocupaciones le daban un toque triste a su semblante. Pensó en proponerle algo que quizás la entusiasmaría.
-Jenny...¿te gustaría ser mi modelo?
La chica se paró en seco, sorprendida.
-¿El qué?
-Verás....no te lo dije, pero renuncié  a la revista.
-¿Eh? ¡Noo!
-Pará, ahora estaré en el instituto de fotografía. Haré exposiciones y está la posibilidad de un libro. Sacaré fotos a lo que yo quiera y...ahora que te veo bien, podrías ser mi modelo, aunque sea para unas pocas fotos. ¿Te gustaría?
Jenny la miró por unos segundos hasta que esbozó una amplia sonrisa.
-¡Si, si, si! ¡Quiero hacer eso!
-Genial, entonces el sábado  a la tarde te espero en mi casa.


Como ya no estaba trabajando, esa semana la pasó llena de pereza, leyendo y mirando televisión. Cuando llegó el sábado, recordó que aún no sabía dónde tomarle las fotos a Jenny. Inspeccionó la casa, buscando un lugar apropiado, que tuviera luces y sombras.
-George....-le acarició el pelo al chico, que tocaba la guitarra tranquilamente en un sofá.
-¿Qué hay?
-Necesito pedirte un favor.
-¿Un  favor? –se incorporó para mirarla bien –Claro, decime.
-¿Podrías prestarme tu habitación?
-¿Eh?
-Necesito tomarle unas fotos a Jenny, y ese lugar es muy adecuado. Por la tarde entra buena luz.
-Mmm....mientras no satisfagan su curiosidad femenina revolviendo mis cosa.....
-¡Georgie! –rió.
-Jaja, sí, usala todo el tiempo que quieras. Además, prometo no molestar entrando y saliendo.


Antes de que llegara Jenny, había cambiado todo de lugar. Por suerte era una tarde de sol, lo que la beneficiaría.
-¿Qué tengo que hacer? –preguntó Jenny parada en la puerta, mirando todo.
-Primero, soltate el pelo, y ponete este vestido –le dio un vestido largo y blanco, que parecía mas un camisón. –Y ahora ponete esta corona de flores.
-¿Flores?
-Si, serás como una princesa triste.
Jenny largó una carcajada, pero obedeció. Eva le cepilló el cabello.
-¿No me tengo que maquillar?
-No, todo natural. Ahora somate al balcón, te tomaré una foto a color.
-¿Y qué hago?
-Mirá a un costado, nada mas. Y quedate seria, pensá en algo.
-Bien...
Eva le tomó la foto y después la hizo volver  a la habitación.
-Mirá por la ventana, pero apoyá tu mano en la cortina.
-¿Cómo si la estuviera descorriendo para mirar?
-¡Exacto! Quedate bien quieta, te tomaré una color y otra blanco y negro.
Después le hizo recostar le cabeza al borde de un sillón. Le encantaba como Jenny lo hacía porque era justo lo que había pensado, ella daba con el perfil melancólico que buscaba, además de tener unos ojos claros muy bonitos.
-Y ahora la última, mordé esta manzana.
-Ja, acá la Eva sos vos, no me corresponde a mí morder manzanas.
-Jaja, vamos, sólo ponete de perfil y mordé. 1..2...3 ¡Perfecto!
-¿Terminamos?
-Si.
-Uy, ya me siento famosa. ¿A quién mas le sacarás fotos?
-A Dante. Él será mi próximo modelito.




Pasaron dos meses. Apenas faltaban quince días para la exposición y revelaba las últimas fotos. Se sentía orgullosa, estaba muy conforme con lo que había hecho. Estaba libre, se levantaba a la hora que quería, iba donde quería, tomaba fotos a lo que quería.....No le quedaba mucho dinero, y prefería morirse antes de pedirle a los chicos, pero de todos modos, no necesitaba tanto, ni siquiera estaba gastando en transporte porque le gustaba caminar.
Colgó, para que se secaran, las fotografías que le había tomado a Dante. Amaba el contraste que hacía con las de Jenny: Ella, tan triste, nostálgica. Él, tan lleno de vida y felicidad. No importaba en qué pose estuvieran, con solo verles los ojos bastaba para notar ese contraste. Las que mas le gustaban de él era una donde tocaba la guitarra y otra donde estaba abrazado a un conejo, su nueva mascota.
Pensó en llamar a Jenny para que viera sus fotos, pero enseguida recordó que se había ido con Patrick y su banda, de gira. El chico no estaba enterado de que ella se había ido con Joseph, y al parecer jamás se enteraría. Pero Jenny estaba muy bien, se la veía normal.
Mientras guardaba sus cosas, ya que ya había terminado con todo, no pudo evitar pensar en  lo que venía ocurriendo desde hacía un tiempo. Andando por ahí, o cuando estaba con los chicos, no pensaba, pero una vez que se encerraba a revelar fotos, cuando quedaba casi a oscuras y aislada, se encontraba así misma. Y ahí pensaba en lo que estaba notando, desde que había vuelto de Francia. Las cosas con los chicos no estaban igual, a simple vista parecía que sí, pero en el fondo, no. Ellos seguramente ni lo notaban. A veces sentía como una tensión entre los cuanto,  o entre los cinco. Otras veces sentía distanciamiento. Sí, eso era, distancia. Quizás fuera su culpa por irse a ese viaje, pero ahora estaba de vuelta, y pasando mucho tiempo con ellos, pero pese a eso, los sentía lejos. Suspiró, con la esperanza de que todo fuera pasajero. Ya no se imaginaba viviendo sin ellos.



El día de la exposición llegó y allí estaban los cuatro, camuflados a mas no poder.
-¡Eva por Dios! ¡Están increíbles!
-Gracias John pero....ya las habías visto.
-¡Pero no en gigante!
-Si, bien grandes se ven super –agregó Ringo.
-¡Eva Victoria Sheels! ¡Voy a matarte! –gritó Jenny, riéndose –Toda esa gente mira las fotos donde estoy yo y me preguntan si soy la misma.
-Bienvenida a la fama –bromeó George.
-Ay no...¡me da vergüenza!
-Te doy una noticia: acaban  de decirme que esas fotos son las que mas se están vendiendo.
-¡No, Eva no! ¡Me muero!
-Sheels ¿podés venir? –se giró y se encontró con Murray. La siguió.
-¿Qué sucede?
-Tenemos la maqueta de lo que será el libro. Miralo. –le entregó una especie de revista.
-“5 fotógrafos ingleses” –leyó en la tapa. Debajo, los nombres de tres hombres, una mujer, y ella.
Le dio vértigo hojearlo, ya que se encontró con una foto suya que ocupaba una página completa, y al costado, bien grande “Eva Shells”. Se preguntó si estaba preparada para eso, pero enseguida se respondió que sí, que lo estaba.

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Ey, no se pueden quejar, les traje capitulo doble, para compensar la espera tan larga.  
Encontré una foto que mas o menos ilustra a nuestra Jenny:


Y como siempre, les dejo la música del capitulo (un temazo!)


Saludos y gracias por leer!


Capitulo 50 Cambios


Despertó sintiéndose extraña. No sabía qué tenía, si le dolía el cuerpo o no, si estaba deprimida o no. Era una sensación nueva, pero fea.
Se pasó las manos por la cara, tratando de recordar qué había hecho para estar así. Suspiró con culpa cuando lo recordó: la noche anterior se había puesto con la porquería de coca. No le había gustado, y ahora notaba las consecuencias. En realidad, ya no estaba atraída por esas cosas, ya no le llamaban la atención, pero estar rodeada de gente que sí le gustaba le hacía sentir la extraña necesidad de seguir consumiendo. Eso le daba miedo, pero creía en su autocontrol.
Estiró la mano y rió. Últimamente sus noches eran muy “locas” y a la mañana siguiente ni recordaba con quién estaba durmiendo. En otros tiempos le hubiera parecido una cosa de escándalo, pero la mente le había cambiado mucho.
-Ringo. –dijo adivinando. Lo destapó casi completamente y comprobó que sí era él.
-Ay Eva! –se quejó –¡No me destapes que hace frío!
Ella rió y volvió a taparlo. Se sentó en la cama y comenzó a vestirse, hasta que recordó que ese día no debía trabajar porque era feriado. Poco le costó sacarse todo y volver  a meterse en la cama.
No llevaba ni diez minutos dormida cuando escuchó que John le hablaba.
-Ey Vicky, vino tu amiga.
-¿Eh? –se giró con los ojos bien abiertos.
-Sí, Jenny. Está abajo. Creo que no anda muy bien....
Rápidamente se puso una bata y bajó junto a John. Mientras bajaba las escaleras, vio a Jenny sentada en un sillón, desarreglada y al parecer, bastante angustiada.
-Hola –saludó Eva.
Su amiga no le contestó, sólo se abalanzó sobre ella en un ataque de llanto.
-¡Perdón, perdón!
-¿Qué? ¿Perdón por qué?
-¡Tenías razón, tenías razón!
-¿En...en qué? –preguntó con temor.
-¡Joseph!
-¿Qué te hizo?
Jenny sólo negó con la cabeza y dijo algo ininteligible debido al llanto que la ahogaba. Eva la condujo hasta un sofá y allí  se  sentó junto a ella, a esperar a que se calmara mientras le acomodaba el cabello. Cuando pudo hablar, Jenny tomó aire, tratando de controlarse y no volver a llorar.
-Jo..Joseph....es una basura. Eva, me fui con él. Fue una pasadilla, me pegó.
-¿Cómo que te pegó?
Jenny asintió y se arremangó, en sus brazos Eva pudo ver varios moretones.
-Cuando me enteré que habías regresado de Francia, vine corriendo. Necesito alguien que me ayude, él me hará la vida imposible.
-Tranquila, lo vamos a denunciar.
-Nadie nos escuchará....
-Los chicos me pueden ayudar.
-Eva, mirá si gente tan famosa como ellos se va a enredar en un caso de una mujer golpeada.....Por favor...
-Tienen contactos. ¡Paul! –gritó.
El chico se asomó desde la cocina, somnoliento.
-¿Qué pasa?
-¿Podés venir?
Se acercó y saludó a Jenny.
-Paul, necesito que le preguntes a Brian o a alguien que ustedes conozcan, si nos pueden ayudar. El...bueno., el novio de Jenny le pega, y no la dejará en paz.
-Desgraciado....Mmm....creo que podríamos decirle a algún abogado....Se pueden hacer esas cosas, esas órdenes judiciales que no permiten que el tipo se acerque.
-Un perímetro judicial, sí.
-Se sentirá protegida. Hablaré ahora mismo con Brian. No le caés my bien pero...en un caso asi no dudará en ayudar, es buen tipo.
-Gracias Paul, de verdad.
-De nada, no me agradezcas –sonrió –Ahora lo llamo.
Paul se alejó y Jenny miró a Eva.
-Eva, ¿te parece?
-Claro, vas a ver que ese hijo de puta te dejará tranquila. Ahora volvé a tu casa y descansá. Pará....mejor te acompaño, hace mucho que no veo a Anne y a Dante.


Después de casi todo un día compartido juntas, Jenny se sintió mejor e incluso llamó a Patrick, a quien le había mentido diciéndole que ella también había viajado a Francia. Aún no sabía si decirle la verdad, pero no quería lastimarlo, él era el único tipo de su vida que verdaderamente era un hombre.
Cuando Eva volvió a su casa, estaba cansada de correr detrás de Dante y afónica de charlar y reír.
-Llamaron del instituto de fotografia –informó George ni bien la vio.
-Ah..¿qué dijeron?
-Nada, les dije que llamaran después. ¿Viste que buen secretario soy?
-Jaja, claro amor, eso no se duda –le dio un beso. El teléfono sonó.
-Ahí están –dijo George.
Corrió a contestar.
-¿Eva Sheels?
-Sí, soy yo.
-Soy Murray, del instituto de fotografía. ¿Mañana podría acercarse, por la tarde? Necesitamos hablar con usted.
Eva asintió, peo no se animó a preguntar qué pasaba. Pensó que quizás querían ofrecerle algo y eso le daba temor, sin saber porqué. Aún continuaba pensando la idea de dejar su puesto en la revista, pero no estaba segura.



Al día siguiente trabajó mucho pero casi terminó de decidirse a dejar su trabajo cuando escuchó, al pasar por un pasillo, que tenían pensado mandar a “un grupo” a Estados Unidos, a hacer notas. Se agarró la cabeza, seguramente en ese “grupo” estaría ella, y quién sabe por cuanto tiempo la mandarían, Estados Unidos era enorme y llevaría meses recorrerlo.
Por eso, cuando fue hacia el instituto lo hizo con rapidez, aceptaría cualquier cosa que le ofrecieran hacer.


-Pase.
-Hola señora Murray –saludó con timidez.
-Eva, pensaba que no vendrías. Sentate –señaló unas sillas frente a su escritorio.
-Disculpe la tardanza, tenía mucho que hacer en el trabajo.
-No te preocupes. Decime...¿en ese trabajo ganás bien?
-Mmm....sí, no está mal.
-Pero debés cumplir horarios e ir donde ellos quieren, ¿no?
-Si, si,. Además es un trabajo de tiempo completo.
-Y...¿te gusta?
Frunció el ceño, extrañada ante la pregunta. Murray era una mujer que parecía recta y de pocas palabras, era realmente raro que le hiciera esas preguntas.
-Pues....sí, me gusta porque amo tomar fotografías.
-Bien Eva, iré al grano. Hay otra exposición y queremos que estés. Eso no choca con tu trabajo, ¿o sí?
-N...no....
-Pero hay otra cosa. Me decís que te gusta tu trabajo porque tomás fotos. Te ofreceré algo, pero quizás no te podamos pagar lo mismo, no tenemos las ganancias que tiene una revista, por mas que el arte esté en auge.
Pestañeó rápido, tratando de entender todo lo que le había dicho. Murray continuó hablando.
-Existe la posibilidad de un libro de fotos. Serías vos y cuatro fotógrafos mas. Sabemos que será un éxito, a todo el mundo le interesa la fotografía ahora. Pero si aceptás, tendrás que poner lo mejor de vos, y creo que si trabajás tanto no podrás....Si te interesa el dinero inmediato, esto no te conviene. Pero si no es así, y te conformas con dinero luego de la exposición, o de la salida del libro, podés aceptar. Te doy unos días para pensarlo y después me de...
-Acepto.
Murray la miró, era la primera vez que Eva la veía sorprendida por algo.
-¿Cómo?
-Si, acepto. Quiero dedicarme a esto, el dinero no me interesa mucho. Sobre todo, quiero tener mas tiempo para dedicarle a....mi familia.
-¿Estás casada?
-No, estoy de novia.
-Mirá que si aceptás tendrás que...
-Si, ya sé, tengo que renunciar  a la revista –la interrumpió –Lo haré.
-Muy bien Eva Sheels, bienvenida al universo de la fotografía. De acá a nada serás una reconocida fotógrafa.



-¿QUÉ? –exclamaron los cuatro al mismo tiempo -¿RENUNCIÁS?
-Así es –respondió traviesa. –Que conste que ustedes no ganan, evalué todo y decidí que es lo mejor.
-Claro que es lo mejor –dijo John –Ahora no te mandarán por ahí con un montón de babosos.
-John y sus celos....¿Para cuándo la película?
-No te burles Victoria, que sabés que digo la verdad. Tus compañeros son unos acosadores.
-Bueno...en cierto punto, sí.
-¡Ahora pasarás mas tiempo junto a nosotros! –dijo George.
-Esa es una de las ventajas. No cumpliré mas horarios, y le tomaré fotos a los que se me antoje. Pero hay algo mas....Adivinen qué.
-¿Harás muchas exposiciones? –preguntó Paul.
-Mmm....no sé. Pero eso no es.
-¿Hoy prepararás la cena?
-Ni sueñes George.
-¿Te teñirás el pelo?
-John...está relacionado con el trabajo –lo miró y negó con la cabeza.
-¿Sacarás  un libro?
-¡Bien Ringo! ¿Cómo adivinaste?
-Es medio vidente el narigón.
-Callate Lennon
-Ey, ey, no peleen. Decime cómo supiste.
-Se me ocurrió.
-Buena ocurrencia., acertaste. Harán un libro de fotos de cinco fotógrafos y ahí estaré yo.
-¡Eso es brutal! –gritó Paul -¡Vamos a festejar! John, traé algo para tomar.
-Sí, amo –le sacó la lengua.


Cuando se despertó sintió lo mismo que días atrás. Otra vez el festejo se había alargado mas de la cuenta y lo que era peor, se había metido la mierda de coca otra vez.
Recordó que tenía que hablar con el director y se levantó, apresurada.
-¿No hay beso de buenos días?
-No John, estoy apurada –contestó tratando de ponerse los zapatos.
El chico sólo gruñó y ella juntó sus cosas.
-Iré a maquillarme al baño, así no te molesto con la luz. Nos vemos después –le dio un beso rápido y se fue.



Al llagar al trabajo miró su reloj. Era temprano y eso explicaba que aún no hubieran llegado todos. Vio al director de la revista peleando con una máquina expendedora de café.
-Hola....
-¡Hola Eva! ¿Cómo estás?
-Bien. Necesito hablar con usted, es un tema...digamos que delicado.
-De acuerdo, vamos a mi oficina, asi no termino de romper esta máquina.
Subieron al ascensor y allí hablaron de cosas triviales, como el clima. Ni bien entraron  a la oficina, Eva enseguida comenzó a hablar de lo realmente importante. Le expuso sus razones y agradeció todos los beneficios de los que había gozado mientras estuvo allí. Para su suerte, el director no se lo tomó mal, e incluso la felicitó, asegurándole que se haria famosa.
Trabajó todo ese día y cuando terminó sintió que se había sacado un peso de encima. Sonrió, ahora era libre.

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En minutos subo el próximo :)