sábado, 25 de mayo de 2013

Capitulo 57 Nunca más será nuestro el reflejo del espejo que se apaga.


-Eva escuchame por favor, dale...¡prestame atención, carajo!
Miró con indiferencia a Paul, como si no le hubiera dicho nada.
-¿Tenés hierba?
-¡No!
-Entonces no me hables –lo frenó con la mano, para que no la siguiera y le cerró la puerta de su habitación casi en las narices.
Paul golpeó, sorprendido e indignado, pero pronto se resignó y bajó a la sala, donde vio que George acababa de llegar y colgaba su chaqueta en un perchero.
-¿Otra vez pelearon?
-Sí, bueno, no. Ella no me quiere hablar, ni siquiera escuchar –se dejó caer en el sofá y George se acercó a él, ofreciéndole un cigarrillo.
-Es normal. Sólo a vos se te ocurre traer a tu novia para presentársela.
-Eso fue hace una semana.
-¿Y eso qué tiene que ver? Es lógico que le siga doliendo.
-Pero yo traté de hablarle y...
-Paul, ella te quiere –George puso una mano en el  hombro de su amigo –No va  a entender razones, te quiere y punto. Tratá de comprenderla.
-Trato pero...Ay, me pregunto cuándo dejé de quererla yo. Si eso no hubiera pasado, todos estaríamos bien.
-Desde el primer momento supimos que esto podía pasar, mas tarde o mas temprano. Igual, no me gustaría estar en tus zapatos.
-Es que todo es muy raro. En un punto la sigo amando y..Ay, no entiendo nada. Contame de vos.
-Yo, nada. –George se sentó frente a Paul mientras buscaba con la mirada un cenicero. Se puso de pie cuando vio uno en un estante de la biblioteca. –Sólo salí a tomar aire...
-No me refiero a lo que has hecho, me refiero al tema que estamos hablando, Eva.
George volvió a sentarse y dejó el cenicero sobre la mesa ratona. Le dio una larga calada a su cigarrillo y cuando exhaló el aire recién habló.
-Yo con ella no tengo problemas.
-Pero...¿no estás viendo a esa chica, Pattie?
-¿Cómo sabés eso? –preguntó espantado.
-Algo me contó Ringo.
-Maldito chusma. Solo la vi unas veces, pero siempre la encuentro de casualidad.
-Sí, casualidad...
-Es verdad, no la busco. Es linda, sí, pero...nada mas. O sea, tranquilamente podría gustarme y...¡Paul, me hacés confundir!
Paul soltó una risita amarga ante la indignación de su amigo, y le quitó el cigarrillo de la mano para darle una calada y dejarlo en el cenicero.
-Amigo...creo que los dos estamos complicados.



Jenny esperaba con impaciencia que Eva dijera algo.
-Ay, este café, qué amargo está...¿Y? ¿Qué era eso tan importante que tenías para decirme?
Jenny sonrió complacida.
-Adiviná.
-No estoy para adivinanzas...¡Ya sé! ¡Estás embarazada!
-¡No, no es eso! –rió- Pensá un poco...Es algo no tan importante, pero importante.
-Jenny, jamás entenderé tus explicaciones.
-Bueno, te digo: ¡Patrick y yo nos iremos a vivir juntos!
-¿De verdad? –dijo abriendo grande sus ojos.
-¡¡¡Siii!!! Nada de casamientos, así que no tendrás fiesta. Solo nos pondremos en pareja, y ya estamos buscando departamento.
-¿Dejarás sola a Anne?
-Já...Anne no está tan sola como parece, querida Evita. Mark va a visitarla todos los días. No debe faltar mucho para que le proponga matrimonio, porque ellos no son como nosotros, son unos conservadores –rió.
-¡Pues me alegro mucho, por ella, y por vos! Seguro que les irá bien. Ey, escuché que la banda se va de gira.
-Sí, van a ir a Francia y Alemania, pero como trabajo no podré acompañarlos. Bill, el del bar, te manda saludos.
-Ohh Bill...tandría que hacerle otra visita. A veces echo de menos esos tiempos, ya ni siquiera toco la guitarra.
-Eva, todo sigue mal, ¿no?
-Mal no, pésimo. Paul tiene otra mujer.




Sentado en ese lugar apartado, George esperaba su café. Hojeaba la revista de moda que había comprado, y se sentía un imbécil. No sabía porqué había comprado esa revista ni porqué estaba allí. Bueno sí, lo sabía. En la tapa de la revista, estaba Pattie. Y él estaba en ese mismo bar para ver si tenía la suerte de encontrarla. Sin embargo, no sabía porqué lo hacía. Apenas unas horas antes, le había recriminado a Paul su conducta y ahí estaba él ahora, idiotizado por una chica que apenas conocía. Estaba a punto de levantarse e irse cuando un camarero le trajo el café. Le dio unos sorbos, hastiado. Eva no merecía eso, no merecía nada de lo que estaba pasando, pero él estaba confundido, ni siquiera sabía si Pattie le gustaba.
De pronto, vio que ella entraba, dejaba su bolso en una mesa y pedía permiso para usar el teléfono. La vio marcar, esperar y luego hablar, primero con pocas palabras, y luego haciendo ademanes, visiblemente enojada. Colgó dando un golpe, agradeció, pidió algo para tomar y se sentó en la mesa donde estaba su bolso. Vio que le llevaban un gin tonic, que la chica bebió con lentitud.
Algo tenía que hacía que no pudiera dejar de mirarla, y si lo hacía era para mirar la revista. Tragó saliva y llamó al camarero.
-¿Puede decirle a esa chica rubia que venga?
-Claro señor
George le dio un billete y el camarero se acercó a Pattie, que lo miró desconcertada. Se paró y se acercó. George escondió la revista.
-Hola –saludó él.
-Hola George.-contestó ella con poco ánimo.
-¿Querés sentarte? Estoy solo.
-Bueno...-Pattie se sentó frente a él, poco convencida.
-¿Te pido otro gin?
-¿Cómo sabés que estaba tomando eso? –preguntó con sorpresa.
-Porque te vi –respondió con una sonrisa traviesa -¿No te parece demasiado temprano para tomar?
-Sí, pero necesitaba algo mas o menos fuerte.
-¿Problemas?
-Corté con mi novio y me debe dinero, y lo llamé pero siempre me da excusas.
George no pudo evitar una sonrisita cuando escuchó eso.
-Si necesitás dinero yo puedo...
-Oh no, no –interrumpió –No es que necesite, es que quiero que me devuelvan lo que es mío.
-Hacés bien.---miró a todos lados, no sabía cómo seguir la conversación. Decidió ir al grano. –Amm...Pattie...querrías...¿querrías darme tu número?
Pattie levantó una ceja y se apoyó en el respaldo de la silla. “Es una chica desconfiada”, pensó George y enseguida se arrepintió de haberle hecho ese pedido. Iba a disculparse cuando ella se inclinó hacia él.
-Está bien. No sé para qué lo querés, pero...anotá.
Sin poder reprimir una risita, George sacó papel y un bolígrafo.





Eva leía el periódico con John y Ringo a su lado. John a veces leía algo y a veces le prestaba atención al programa de televisión que miraba Ringo.
-¿No han visto a George? –preguntó ella pasando las hojas del suplemento deportivo.
-No...
-Habrá salido de levante.
-No seas idiota Lennon –Ringo le dio un manotazo.
-Bueno, bueno, perdón –miró de reojo a Eva, que estaba inmutable.
Volvieron a quedarse en silencio, ocupados en sus cosas, hasta que Eva hizo un gritito de espanto.
-¿Qué pasó? –preguntaron los dos, asustados.
-Este tipo...-señaló una fotografía en el periódico.
-“Buscan al asesino...” –leyó John -¿Lo conocés?
-Era el dueño de la casa donde vivía antes...Antes de vivir con Anne. Maldito viejo degenerado.
-¿Y a quién mató?
Ringo no obtuvo repuesta hasta que Eva siguió leyendo y lanzó otro grito.
-Ay no...ay no...
-¿Y ahora qué pasó? –John se veía impaciente y a la vez asustado.
-El tipo ...el tipo muerto....
Ringo le quitó el diario y leyó él.
-Esto parece que pasó la semana pasada, ni enterados estábamos...A ver, el muerto es Joseph...¿Joseph? ¿No es éste...?
-¡Si, si, el ex de Jenny! Ay no...Ella no debe saber nada, sino me hubiera dicho.
-Llamémosla –John se puso de pie y descolgó el teléfono –Decime el número.
-Está en ese cuaderno –Eva señaló un cuaderno junto al teléfono –No me acuerdo el numero aún.
John marcó, primero habló con Anne y luego con Jenny. Eva, aunque estaba sorprendida y pasmada por lo que acababa de leer, rió apenas por la soltura de John para hablar con su amiga. Al fin, él se puso serio y le preguntó lo que querían saber. Después cortó enseguida.
-Dijo que ya lo sabía, pero que no te dijo nada porque no te quería asustar. Parece que los tipos estos eran socios en algo sucio, y estaban borrachos, tenían líos de dinero, y se agarraron a puñaladas.
-Joder...
-Entonces viviste con un asesino –dijo Ringo.
-Sí, ya les he contado sobre él...
-Esta bien, no lo recuerdes –la abrazó. –Igual, tu amiga se salvó al haber dejado al Joseph ese. Y vos también por no trabajar mas con él.
-Si...Me doy cuenta de la gente de la que he estado rodeada, y me da miedo.
-Espero que pronto agarren al tipo, y que no se le ocurra buscarte o algo de eso.
-Ringo, no la asustes.
-Tiene razón, John. En este último tiempo, para bien o para mal, me he hecho conocida. Una nunca sabe como pueden reaccionar o qué ideas se le pueden cruzar a esta gente...
-No te preocupes, te vamos a proteger.




Paul tocó timbre. Se sentía tonto por estar nervioso, sensación que desapareció cuando Linda abrió  puerta.
-¡Hola! –lo saludó ella, con una amplia sonrisa.
-Hola –Paul no terminó de saludarla, que ya estaba dándole un gran beso –Vine para que hablemos.
Linda lo hizo pasar y luego de ofrecerle algo para tomar, cosa que él no aceptó, se sentó frente a él, extrañada.
-Linda....en casa ya no puedo vivir. Creo que sabés las razones.
-Sí, Eva. Paul esto creo que no está bien, esa chica te ama y estará sufriendo horrores. No es bueno ser felices a costa del dolor de los demás.
-Es que no puedo evitarlo. Estamos todo el día discutiendo, o sin dirigirnos la palabra. Quiero irme por eso, y justamente para no seguir lastimándola. Y quiero irme pronto. Y que vos vengas conmigo.



Sentía los largos dedos de John acariciándole la espalda. Se pegó mas a él, haciéndole saber que  aún estaba despierta. Miró que el reloj despertador, iluminado por la poca luz que entraba del exterior, le mostraba que eran las 2 y 15 de la madrugada. De pronto, escuchó un ruido, seguramente era el auto de Paul, que recién regresaba, y seguramente que de la casa de Linda. Empezó a sentir una extraña mezcla de sentimientos encontrados. Abrazada a un hombre, sentía rabia por no poder estar con otro, porque recién volvía de ver a otra mujer,  y a la vez, no podía dejar de pensar tampoco en los otros dos.
Cerró los ojos con fuerza, para obligarse a conciliar el sueño y no pensar mas. Estaba consiguiéndolo cuando escuchó unos golpecitos en la puerta. Se levantó con sigilo, ya que John ya estaba dormido. Se vistió con su bata y abrió.
-Eva, ¿podemos hablar?
-Paul, son las dos de la mañana.
-Lo sé, pero necesito hablar con vos.
-Uff...está bien, decime. Espero que sea importante.
-Sí, lo es. ¿Puedo pasar?
-No. Decímelo acá.
-Es que...bueno, está bien. Eva, yo...me voy a ir.
Pestañeó rápido, para asegurarse de que estaba despierta.
-¿Cómo?
-Que me voy a ir de casa. Mañana comenzaré a buscar algún departamento y me iré tan pronto como pueda.
-Con ella.
-Sí, con Linda. Eva, lo hago porque....bueno, ya ves cómo nos llevamos y sé que todo esto te hace mal y...
Paul no continuó, ya que, aunque había poca luz, pudo ver que ella estaba llorando.
-Por favor Paul, no...
-Ya lo decidí. Perdoname.
-En serio, no te vayas, no te molestaré, te trataré bien, ¡lo que vos quieras! Pero no te vayas, no me dejes.
Paul la abrazó, sintiéndose tremendamente culpable. Por su culpa estaba haciendo sufrir a quien quizás mas lo amaba.
-Lo siento, Eva. Lo siento.
John encendió la luz y se asomó.
-¿Qué está pasando acá?
-John...-Eva se separó un poco de Paul.
-Ah, estabas con él –dijo Paul, sin poder ocultar su incomodidad.
-¿Qué le hiciste?
-No le hice nada, John.
-¿Y por qué está llorando?
-John, calmate –Eva se secó las lágrimas –Paul sólo estaba comentándome su decisión.
-¿Qué te dijo? ¿Por qué te pusiste así?
-Le dije que me voy. Me voy a vivir con Linda.
-¿Y por eso llorás?
-Es suficiente razón. Si te fueras vos estaría igual –contestó con severidad.
-Pero Paul ya no te quiere, te lo dijo. No tiene sentido que llores por él.
-No seas cruel.
-No soy cruel, soy realista. Y vos, estás molestando a ésta hora para decirle semejante cosa.
-Tenía que decírselo lo antes posible, no te metas Lennon, no es tema tuyo.
-TODO lo de Eva es un tema que nos compete a los cuatro. Y por tu culpa ella sufre.
-¡No tengo la culpa de haberme enamorado de otra!
-A ver, a ver –dijo ella, tratando de calmarlos –No hagamos esto mas difícil, no se pasen, si lloro, lloro porque quiero, y a nadie le tiene que importar. Y sí, había otros momentos para dar esa noticia. Igualmente...Paul, en serio, no te vayas. Me iré yo.
-¿Qué? –dijeron John y Paul
-Ni se te ocurra.
-Eva, ya está decidido, me voy yo.
-Pero Paul...-no pudo evitar que la voz se le quebrara y que las lágrimas volvieran a sus ojos. Le dolía demasiado, y le dolía que ahora ellos estuvieran peleando.
-Eva, hace una hora estabas haciendo el amor conmigo ¿y ahora llorás por Paul?
-No es hora de tus escenas de celos.
-No te metas McCartney.
-Ay...¡dejen de pelear! Sí, estoy llorando por él, aunque haya estado con vos. No sé qué te extraña, siempre fue así.
-Pero yo no lo soporto mas. Él se va, le estás rogando para que se quede, te ponés a llorar...¿Y yo? Yo estoy acá, pero claro, no cuento. Ahora Paul parece ser mas importante porque se va.
-Ninguno es mas importante. ¡Los amo! ¿Por qué no lo entienden?
-Eva, es definitivo. Yo me voy, es la única forma de solucionar esto –Paul le dio un beso en la mejilla y se fue hacia su habitación.
-Y yo también me voy.
-John...
-Sí, me voy, no aguanto esto –juntó sus cosas con rapidez –Ya va siendo hora de que te decidas, porque me estoy cansando.


 ******************
Hola! Un mes sin publicar, no tengo perdón! Disculpen pero estaba escasa de ideas y de tiempo, espero no tardar tanto para el próximo capitulo :)
Como siempre, la canción:

Saludos y besos!